Científicos chinos han ideado un novedoso sistema que promete revolucionar la cadena de frío, haciéndola mucho más eficiente y amigable con el medio ambiente

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Como ya es sabido, la cadena de frío es un elemento fundamental e importantísimo para la correcta conservación de alimentos y medicinas. Eso quiere decir, entre muchas otras cosas, que todo lo que se haga en materia tecnológica para mejorarla y hacerla evolucionar será bienvenida por el sector.

En Frimaca, empresa líder en el ramo presidida por Mauro Libi, sabemos muy bien esto, y es por ello que compartimos un reciente avance logrado por la Academia China de Ciencias.

Se trata un sistema que puede aprovechar el principio físico que hace posibles los sistemas de refrigeración con gases, pero con menos impacto medioambiental, y la posibilidad de miniaturizarlo y tener un gran impacto en el mundo de la electrónica.

En este caso, el material utilizado para extraer calor a objetos calientes serían cristales plásticos.

Entendiendo el sistema

Los sistemas de refrigeración más tradicionales suelen ser coadyuvantes en el deterioro medioambiental del planeta. En ese sentido, es menester generar tecnologías nuevas que sean más amigables, tal como el caso de esta iniciativa china liderada por el científico Bing Li.

Ahora, ¿de qué van los cristales plásticos? Según Li y su equipo, para entender este sistema en primer lugar es necesario conocer cómo funciona la refrigeración estándar como, por ejemplo, la de la de las neveras.

Ellas, básicamente, requieren de los siguientes pasos:

• primero, se contrae el gas (que aumenta de temperatura)
• segundo, se extrae ese calor del gas comprimido y al volverlo a descomprimir pierde temperatura y queda más frío que el ambiente
• tercero, ese gas frío se puede utilizar entonces para enfriar la comida de la nevera.

Dicho de otro modo, al principio las moléculas del gas están muy desordenadas y, con el aumento de presión, se reduce el volumen del gas y su grado de desorden.

Ahora, los cristales plásticos trabajan reduciendo los volúmenes de gas y su grado de desorden de una manera reversible. Eso, para tener la capacidad de refrigerar un sistema gracias a la aplicación de un cambio externo, sea este una presión o un campo eléctrico o magnético que produzca una variación en el orden molecular del cristal.

En principio, los cambios que se podrían producir en unos cristales no serían tan grandes como con un gas, pero los cristales propuestos por los chinos son especiales y permiten inducir un gran cambio en el nivel de desorden aplicando pequeñas presiones sobre ellos.

Infinitas posibilidades

Los cristales plásticos se usan de forma rutinaria en industrias como la farmacéutica, y son más eficientes que cualquier sistema de refrigeración actual. Además, permiten diseñar sistemas en miniatura que incrementasen el potencial de la microelectrónica. Otra de las aplicaciones posibles llegaría como apoyo al desarrollo de baterías para automóviles eléctricos.

¿Tiene esta iniciativa limitantes? Sí: La misma maleabilidad que les hace sensibles a leves presiones hace que mecánicamente sean muy blandos y no los convierta en materiales ideales para crear un sistema de refrigeración duradero. Sin embargo, se puede trabajar sobre ello y, de todos modos, en un enorme avance que sería muy beneficioso para el sector y el medio ambiente.