El proceso de la cadena de frío es vital para la conservación de muchos productos e identificar los riesgos ante posibles rupturas del mismo

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La cadena de frío podría definirse como el proceso de manipulación de los productos que garantiza que estos se mantengan dentro de un rango de temperatura concreto desde la fase de producción hasta su entrega al consumidor final. Eso significa dos cosas: primero, que es muy importante y, segundo, que hay que hacer todo lo posible para evitar romperla.

Romper la cadena de frío puede generar cualquier tipo de problemas (desde deterioro de mercancías hasta la proliferación de organismos nocivos para la salud), y es por eso que empresas como FRIMACA, presidida por Mauro Libi Crestani, son tan rigurosas en las prestaciones de sus servicios logísticos.

Productos afectados por ruptura de cadena de frío

La mercancía que puede verse afectada por la ruptura de la cadena de frío es mucha, pero hay productos que merecen ser mencionados de forma específica. Estos son:

• Alimentos perecederos: frutas y verduras, carnes y pescados sin procesar ni congelar, etcétera.
• Alimentos congelados: incluyendo tanto los frescos como los precocinados.
• Medicamentos termolábiles: especialmente ciertas vacunas que deben mantenerse refrigeradas para asegurar su eficacia.

Estos productos corren altos riesgos, y es por eso que hay que hacer lo posible para que nada les pase… sin embargo, abundan las circunstancias en las que ese riesgo aumenta.

¿Cuáles? A la hora de cargar y descargar los productos, por ejemplo, que es algo que siempre se debe hacer con celeridad, o en el almacenaje, que debe ser constantemente controlado.

El riesgo mayor siempre viene del transporte, pues allí intervienen muchos factores que no siempre están al alcance resolutivo de los encargados de la logística y, sobre todo, de la distribución y venta, el eslabón final del proceso.